aversion por los mariachis
En el año 2001, por motivos que no explicare (la redaccion se reserva el derecho de sintetizar los textos), en mi casa nos quedamos mas misios que la familia Ingalls. Esto, por supuesto, me hizo pasar una serie de penurias... que tampoco voy a contar. Por lo menos no por ahora.
Sin embargo por ese entonces yo me encontraba flotando entre las nubes. Llevaba algunos meses en las mismas, la verdad. La chica mas grandiosa del universo era mi enamorada y esa semana seria su cumpleaños.
Recuerdo que ese lunes tenia examen, sin embargo no estudie casi nada. El dia siguiente (martes, dia del cumpleaños) estaria ocupado mañana y tarde por lo que no tendria tiempo suficiente para preparar mi regalo. Tengo la imagen grabada de mi mismo cortando cartulina negra ese lunes de madrugada. Imprimi unas imagenes mononas de thekiss.com con lo ultimo que quedaba del cartucho de tinta y cortaba con infinita paciencia pequeñas letras coloridas de varias revistas (incluyendo las cosmopolitan que mi hermana ya no leia).
Asi, aquel martes por la noche, yo iba feliz en la combi. Llevaba mi clasico polo batik verde con amarillo y mi enorme sonrisa. Me parecio que la gente me miraba con cara de que-le-pasa-a-este-tipo, pero no me importaba. Yo estaba en extremo feliz y orgulloso de la tarjeta que recien habia terminado.
Cuadras antes de doblar la esquina para llegar a su casa, mientras me sacaba la goma de los dedos, llegue a escuchar algo a los lejos.

Aquel muchacho, ese que era el que mas la afanaba entre todos, le habia llevado mariachis. Yo no le encontraba sentido. Es decir, llevale mariachis a las madres mas tias del colegio por su dia (con el auspicio de la apafa) o al club de viejitas de la cuadra... Mi cabeza se llenaba de ideas. Que se yo... Tal vez solo buscaba razones para mandar a los mariachis con su abuela.
Ella me recibio en la escalera, como siempre. La salude.
Estaba tan preciosa.
Sentia como la sangre subia a mi rostro y empezaba a hacer calor. Recuerdo haberle dado la tarjeta, pero se me hacia dificil mirarla a los ojos. Que linda! me dijo. Pero yo no le crei.
Yo sentia verguenza.
Su sala estaba llena de regalos. Entre ellos, un globo enorme y hermoso que habia sido llevado por el mismo muchacho que llevo a los mariachis. Sentia las miradas de todos... todos aquellos fans. No se como pase tanto rato siguiendole la conversacion a tremenda sarta de atorrantes.
Horas mas tarde cuando todos se habian ido, lei en sus ojos que ella tambien deseaba que se larguen los mariachis y que se vayan todos. Conversamos tanto y nos besamos tanto... pasamos horas juntos hasta despues de la media noche y descubri finalmente que lo que dijo sobre la tarjeta era cierto.
Me gane una super gritada en mi casa por llegar tan tarde pero a este evento, le acompaño una serie de sucesos que meses despues me darian superpoderes. Como poder correr a toda velocidad en completa oscuridad sin temor a caerme y volar alrededor de la luna.